La sensación de seguridad en la piscina siempre me ha gustado, pero al cabo de unos años practicando también empezó a aburrirme y decidí probar la natación en aguas abiertas.
Al principio no me veía preparado, pero empecé a hablar con gente con experiencia y busqué información para hacerlo sin correr riesgos.
Cuando comencé a nadar en mar abierto le cogí el gusto muy rápido. Ahora todos los veranos aprovecho para hacerlo y así variar un poco de nadar siempre en la piscina.
Diferencias entre aguas abiertas y piscina
Puedes ser un fenómeno en la piscina y un paquete en aguas abiertas. La razón es que tienes que adaptarte a un entorno muy distinto.
En la piscina los factores como temperatura del agua o su resistencia son predecibles y constantes. Tú eliges el tiempo que haces de cada estilo y a qué ritmo.
En cambio cuando nadas en aguas abiertas, te enfrentas al viento, las corrientes, las olas. En todo momento tienes que adaptarte al entorno.
Por ejemplo, si nadas 30 minutos a crol en la piscina sin pausa seguramente no podrás hacer más de 15 minutos en las condiciones de agua abiertas antes de tener que parar.
El agua de la piscina suele tener una temperatura de entre 26 y 31 grados. En el mar te puedes encontrar nadando a 8 grados.
En cuanto a equipamiento, la natación en mar abierto requiere traje de neopreno, una boya, una bolsa y las gafas.
Miedo a nadar en el mar
Los principales miedos a los que te enfrentas comonadador en aguas abiertas son:
- Agua turbia u oscura que te impide ver sobre qué estás nadando
- Aguas cristalinas que provocan vértigo al dejar ver el fondo
- Animales y plantascon las que no estás familiarizado
- La baja temperatura del agua
- Desorientación al no disponer de puntos de referencia claros
Tomarte un rato para conocer bien la zona te hace ganar confianza, sobre todo si planeas qué recorrido vas a seguir.
Incluso puedes averiguar el tipo de vida marina del lugar, así evitas sobresaltos si sientes el roce de algas o algún pececillo al nadar.
Las boyas sirven para orientarte y para que esa sensación de estar ante un inmenso espacio abierto pierda intensidad
Una técnica eficaz para concentrarte en tus capacidades y no en posibles peligros es proponerse pequeños objetivos como llegar hasta una boya o hacer un número de brazadas antes de dar media vuelta.
Estar solo ante la naturaleza impone mucho respeto. Tener ese miedo es normal e incluso sano, solo hay que aprender a controlarlo para que no se interponga entre tú y tus objetivos.
La temperatura del agua
Cuando te sumerges en aguas muy frías el impacto para el cuerpo es enorme y puede dar lugar varios problemas:
Choque térmico
Normalmente se conoce como corte de digestión, pero no se produce solo cuando comes.
Sucede cuando pasas de estar caliente o a temperatura normal a meterte muy rápido en agua fría. La respiración y la circulación de la sangre se entrecortan y se aceleran. Eso hace que el corazón tenga que trabajar de más y ahí está el riesgo de entrar en parada cardiorrespiratoria.
Lo síntomas más reconocibles son fatiga, piel de gallina, visión borrosa y dolor de cabeza.
Paralización
Ante bajas temperaturas el cuerpo reacciona parando el flujo de sangre en brazos y piernas. Si notas dificultad para moverte debes salir del agua de inmediato.
Hipotermia
Una hipotermia leve comienza si el cuerpo está a una temperatura entre 35 y 33 grados. La sensación es que te vuelves torpe y lento.
A partir de ahí si la temperatura sigue bajando los síntomas empeoran, pasando desde sentirte desorientado y con sueño hasta perder la consciencia y tener un fallo cardíaco mortal si bajas de los 30 grados.
El riesgo de hipotermia depende de la temperatura, el tiempo de exposición y las condiciones de cada nadador. Para conocer tus límites lo mejor es que cuando te inicies en la natación en aguas abiertas hagas sesiones cortas.
La caída posterior o “after drop”
Sucede cuando terminas de nadar y la sangre enfriada de las extremidades circula por el resto del cuerpo, dando lugar a los típicos temblores cuando sales del agua.
El enfriamiento es mayor cuanto más te adentras, así que cuando termines de nadar en aguas abiertas debes abrigar el torso, ponerte un gorro y tomar una bebida caliente sin alcohol.
El traje de neopreno no evita todos estos episodios, pero te ayuda a conservar el calor en el cuerpo mientras nadas.
Técnicas de natación en aguas abiertas
El estilo más eficiente es el crol, pero si la velocidad no es tu objetivo el mejor estilo es el que te apetezca.
Cambiar entre movimientos rápidos y cortos es el más recomendable cuanto más adversas sean las condiciones.
Eso sí, deja el estilo espalda solo para la piscina, porque en aguas abiertas es difícil manejarse con él.Además de que nadar de espaldas puede significar una señal de auxilio.
Para no perder el rumbo es útil imaginar unas vías de tren e intentar seguirlas. Si sigues una línea de boyas lo tendrás más fácil, basta con levantar la cabeza cada tres brazadas para comprobar tu dirección hasta que te desenvuelvas.
Si el mar está muy picado tienes que mantener los ojos fuera del agua más a menudo. Si son aguas tranquilas usa la técnica del cocodrilo: nariz y boca dentro del agua y por fuera solo los ojos.
Equipo para nadar en aguas abiertas
Boya
Necesitas una boya especial para nadadores en exteriores. Son de color llamativo para que te puedan observar desde la orilla o desde embarcaciones y otros vehículos en el mar.
Neopreno
Si no se trata de aguas muy cálidas (a partir de 20 grados) es imprescindible. Te da flotabilidad y ayuda a mantener el calor corporal. Asegúrate de que se ajusta a tu cuerpo sin quitarte movilidad.
Mojarlo antes de ponértelo lo hace más ergonómico y consigues aclimatarte más rápido.
Gafas
Cuanto más cubran tu cara mejor. No está de más llevar unas normales para días nublados y otras tintadas para tiempo soleado.
Un truco para escoger unas de calidad es probártelas sin el elástico. Si se quedan sujetas son una buena elección.
Bolsa
Una bolsa donde puedes meter objetos y llevar líquidos para estar hidratado. Las boyas pueden incluir un compartimento para eso.
Otros complementos
También puedes utilizar un gorro de natación de colores vivos, tapones para oídos si eres propenso a las infecciones y ropa térmica si eres sensible al frío.
Consejos de seguridad
Para que ese respeto ante un entorno salvaje sea una descarga de adrenalina que te haga disfrutar la experiencia ten siempre en cuenta las recomendaciones de seguridad.
- No vayas solo, nada con otra gente o procura que alguien te vigile desde el exterior.
- Métete en el agua poco a poco.
- Sal del agua si empiezas a sentir malestar.
- No mezcles natación y alcohol.
- Usa la equipación adecuada
- Antes de empezar fija los puntos de entrada y salida
Escuela de natación aguas abiertas
Te puedes plantear apuntarte a cursos de natación en exteriores que son muy útiles para quienes se van a iniciar.
Allí cuentas con monitores y con vigilantes que patrullan dentro y fuera del agua.
Si no tienes acceso a una, puedes hacer como yo y contactar con aficionados, incluso a través de redes sociales, para comenzar haciéndolo en grupo con gente que te guíe un poco.
Conclusión
La sensación de libertad nadando en espacios naturales es una pasada.
En los primeros intentos me sentía algo raro adaptándome a un entorno y una equipación distintos. Siguiendo mi ritmo aprendí a conocer mis límites y a crecerme con lo que me encontraba en cada sesión de natación en mar abierto.
Hacerlo bien es sencillo, depende sobre todo de tu capacidad física, tu sentido común y tu confianza en tí mismo.